En 2015 yo no sabía lo que era EABE, nunca había escuchado hablar de él. Mi máxima preocupación era organizar la boda de unos amigos que nos habían pedido, a mi entonces marido y a mí, que ambientáramos: “algo divertido, seguro que se os ocurre algo para entretener a la gente y que lo pasen bien”. Organizamos varias pruebas ambientadas en el trabajo cooperativo y el ABP, para que se llevaran el “producto” a casa, algo tangible, ya sabéis. Y allí estaban Manolo (@manolitotic) y Gloria (@gloriaherrero) dándolo todo (los que los conocéis os los podéis imaginar). Cuando acabó todo nos dijeron que nos fichaban para organizar un evento en Córdoba para docentes. Y, como no me gustan las locuras, acepté, aún sin saber ni lo que tenía que organizar. Bueno, en realidad pensé que eso iba a quedar ahí, en mera anécdota.
Nada más lejos de la realidad. ¡Que me llamaron! ¡Que querían que formara parte de la organización! Pues nada, pa`lante. Y fue una experiencia maravillosa. En esas reuniones conocí a personas de la talla de María Barceló y Juanma Díaz, entre otras muchas personas. Gente que hacía cosas increíbles en el aula y fuera de ellas por y para el alumnado. Fue increíble saber que esa educación que yo defendía en mi aula, con mis chavales, día a día, era posible y que había gente que luchaba por eso. Muchísimos profesores y profesoras iban cada mañana a sus escuelas a luchar por la educación y, en sus ratos y días libres, se formaban, se preocupaban, querían ser mejores profesionales. ¡Y había un montón de esos! Y yo los estaba conociendo.
Ir al EABE Córdoba fue una de las experiencias más increíbles que he tenido como profesional y como persona. Fue abrumador y emocionante compartir inquietudes y sueños con personas que ya eran unos fenómenos en sus aulas y fuera de ellas.
A partir de ahí me enganché al EABE. No me he perdido ni uno. Reconozco que incluso he llegado a ir de “pirata”, así que he pasado por todas las fases. Pero una vez que pruebas ya no puedes parar. Todo lo que se aprende ahí tiene un valor incalculable. Todo lo que me llevo de cada uno de mis compañeros y compañeras es enriquecedor para mí pero, sobre todo, para mi alumnado. Porque al final ellos son los que mueven todo esto. Si ellos no existieran nuestra profesión no tendría razón de ser. Nuestras motivaciones no tendrían un destinatario y nada de lo que hacemos tendría sentido. Por eso, para mí, EABE es tan increíble que es profesión, es educación, es amistad, es aprendizaje, es familia, es alumnado, es implicación, es riesgo y, por supuesto, es casa. Porque es un lugar donde me siento segura, donde puedo compartir sin ser juzgada, donde puedo admirar a profesionales que me hacen querer ser mejor profe, donde puedo dudar, preguntar, perderme y reencontrarme en cuestión de horas. Y, sobre todo, es el lugar que da sentido a lo que hago cada día, recordándome que puedo ofrecer a mis chavales mi mejor versión. Eso es EABE para mí.
¿En serio te lo vas a perder? Guiño, guiño.