«La aventura vale la pena»
Aristóteles
A través de estas líneas quiero hacer llegar lo que vivo y veo cada vez que se aproxima . Voy a empezar rebuscando entre los recuerdos, emociones y sensaciones de mis EABE. Prometo valorar la importancia de todos y cada uno de los regalos que me ha ofrecido este enriquecedor viaje a Ítaca y que he ido atesorando. En mi corazón se encuentra toda una colección de vivencias tangibles, de experiencias compartidas.
Podría empezar estas líneas con una descripción sobre qué es EABE, pero lo haré con lo que para mí representa. EABE es un auténtico viaje a mi interior docente, donde lo importante es disfrutar de cada momento. Cada EABE (y cada OPEN) a los que he asistido ha supuesto un descubrimiento de una parte de mi que me ha permitido crecer como docente y como persona.
Hablo de EABE y hablo de emociones: felicidad cuando me inscribo, ansiedad cuando toca hacer las maletas, alegría cuando estoy a punto de llegar al reencuentro, sorpresa al descubrir todo lo que me deparará, gratitud cada noche por lo vivido, tristeza cuando toca regresar y melancolía hasta el siguiente. Pero, hasta entonces, sonrisas interiores cada vez que lo evoco.
EABE es mi libro en blanco, el que voy escribiendo cada edición con nuevas vivencias y sentimientos, mis desvirtualizaciones del claustro virtual y lo aprendido.
Llevaba algunos años leyendo en redes sobre este encuentro, pero por motivos personales no pude acudir hasta el que se celebró en Úbeda. Desde entonces no he faltado a ninguno. Me gustan estos encuentros por que no hay competición, no hay listas, no hay pódiums, … EABE no es lo que sucede sino lo que hacemos con lo que sucede.
Miro EABE con un gran cariño. No le puedo estar más agradecida por la gente que ha puesto en mi camino. Sin EABE, quizás, no sería quien soy ahora. Las piezas másimportantes son las que he ido incorporando a mi ser ampliando mis horizontes, las que me llevo dentro. Para mí, lo mejor del EABE es el propio EABE: volver, revivir, redescubrir, reencontrarme. Por que cada EABE me ha regalado un grupo nutrido de amigos y amigas con las que comparto otros muchos encuentros. Permanecerán en mí todas estas personas que me han regalado sus experiencias, que me han enriquecido y que han transformado mis sentimientos y emociones.
Tras el paso por cada EABE dejo de ser la misma docente que llegó a esa edición. Lo compartido de forma tan generosa es eterno e inmortal.
El fin de un EABE es el comienzo de otro…
… cuando vuelves, ves que todo está igual, pero tú ya no eres la misma.
Deseando que se celebre este encuentro. Afortunadamente, nada dura eternamente. Empecemos a vislumbrar la luz al fondo del oscuro túnel que este monstruo nos ha construido. Soñemos con Sanlúcar.
Mª Adela Camacho Manarel
@camachomanarel