EABE ha sido, es y será lo que la gente que lo acompaña quiere que sea y se va conformando como un espacio educativo que tiene vocación de construir nuevos modos de concebir la educación para mejorarla. Un espacio educativo que quiere construir una educación abierta donde cobren protagonismo docentes junto con alumnado, familias, la comunidad cercana y también la menos cercana, gracias a ese maravilloso recurso que nos proporcionan las redes.
No cabe duda que en ese deseo de construir una escuela mejor, la preocupación por la igualdad de género debería de ser uno de los pilares fundamentales del camino.
En una sociedad que puede acumular varias muertes por violencia de género en una semana sin que la población se levante en masa a reclamar soluciones, está claro que la única esperanza que nos queda es la educación.
Una educación que consiga que nuestras niñas y niños en el futuro sean personas más concienciadas y más convencidas de que solo podremos conseguir avanzar hacia un mundo más justo si conseguimos la igualdad absoluta.
Y creo que en educación tenemos muchas cosas que mejorar en este ámbito, porque a pesar de todos los esfuerzos, a pesar de las leyes, a pesar de los proyectos, algo no estamos haciendo bien del todo y necesitamos dedicar más tiempos y espacios a reflexionar sobre los cómos, los dóndes y los porqués.
Me gustaría que #EABE17 fuera ese espacio, me gustaría que cada una de las personas que vamos a conformar ese encuentro viniéramos con las gafas violetas puestas, me gustaría que las mujeres reclamáramos el protagonismo en un mundo eminentemente lleno de mujeres, me gustaría que también los hombres que acudan a EABE enarbolaran la bandera de esta lucha con firmeza, me gustaría que cada uno de los espacios en los que vamos a compartir experiencias y reflexiones dedicaran al menos un poquito de esa reflexión a cómo hacer ese ámbito más coeducativo… ¡Me gustaría!
Tenemos mucho camino por recorrer pero aún así, no hacemos una bandera de esto. Nos escandalizamos de cada uno de los asesinatos por violencia de género, nos parece una lacra y nos apenamos enormemente cuando sucede, pero seguimos sin hacer de la coeducación una bandera que ondee en la clase de matemáticas, en los proyectos de trabajo, en los talleres de robótica, en las propuestas de organización o en todas y cada una de las actuaciones de formación.
Nos preocupamos de ser personas innovadoras, hablamos de escuela inclusiva, queremos a las familias en la escuela, pero nos sigue dando cierto pudor declararnos feministas, porque parece que no vende mucho y eso es solo cosa de unas cuantas locas.
La coeducación sigue siendo “esa cosa” que coordina siempre la última que llega, que nos acaba organizando aquello de los zapatos rojos el 25 de Noviembre o la exposición de mujeres del 8 de marzo o algún taller donde alguien les da una charla a las chicas y los chicos y los sermonea sobre que son iguales y tienen que respetarse y todas esas cosas que luego los mayores nos saltamos a la torera.
Mientras tanto, los hombres de nuestros centros se visibilizan, ocupan puestos de responsabilidad, se ofrecen para el mundo formativo, mientras las docentes siguen quedándose mayoritariamente en segunda fila. (Tal vez esperando que los hombres invadan también los espacios domésticos y nos dejen tiempos y espacios para lanzarnos a otros ámbitos).
Me gustaría que en un Encuentro con voluntad de cambiar la escuela fuésemos capaces de poner unas gafas violetas en cada uno de los espacios, en cada uno de los proyectos que iniciemos, en cada una de las conversaciones que mantengamos, analizando cómo queremos hacer un mundo mejor…
Me gustaría…
Por entornos educativos que garanticen las mismas oportunidades de aprendizaje para niños y niñas que eviten la reproducción de estereotipos de género, desarrollemos programas pedagógicos que forme a los educadores para promover la igualdad en el comunidad-familia-escuela.
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Estoy muy contenta de participar en esta gran iniciativa, en muchos lugares sobre todo rurales de mi país las niñas o adolescentes mujeres, truncan su futuro debido a un embarazo, ello se convierte una pérdida de oportunidades que podría haber tenido esta persona, o la familia que tendrá, causa para que continúen los niveles de pobreza en pueblos como los mencionados, es así que la educación tiene una gran responsabilidad en este aspecto si tomara en cuenta en su real medida este problema estaríamos asegurando a toda una generación en el desarrollo de las familias y su comunidad.
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Muy interesante iniciativa. Soy Carmen Colazo, trabajo en educación y género desde hace aproximadamente 30 años. Fui Directora de Educación del Ministerio de la Mujer de Paraguay, y soy Argentina de origen, donde he generado la Diplomatura en Desarrollo Humano con Perspectiva de Género y Derechos Humanos dentro de la Universidad Nacional de Córdoba, Facultad de Derecho. Me alegro de encontrarme aquí con personas que están recorriendo los mismos caminos…para seguir caminando juntas….
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